miércoles, 30 de mayo de 2012

Neumonía

Es una afección respiratoria en la cual hay una infección del pulmón.
La neumonía extrahospitalaria es la que se presenta en personas que no hayan estado recientemente en el hospital u otro centro de atención en salud (clínica particular, centro de rehabilitación).
Ver también: neumonía intrahospitalaria.

Causas

La neumonía es una enfermedad común que afecta a millones de personas en los Estados Unidos cada año. Los gérmenes llamados bacterias, virus y hongos pueden causarla.
Las formas como usted puede contraer esta enfermedad abarcan:
  • Las bacterias y virus que viven en la nariz, los senos paranasales o la boca pueden propagarse a los pulmones.
  • Usted puede inhalar algunos de estos gérmenes directamente hacia los pulmones.
  • Usted inhala alimento, líquidos, vómitos o secreciones desde la boca hacia los pulmones (neumonía por aspiración).
La neumonía causada por bacterias tiende a ser la más grave. En los adultos, las bacterias son la causa más común de neumonía.
  • El germen causante de neumonía más común en adultos es el Streptococcus pneumoniae (neumococo).
  • La neumonía atípica, con frecuencia llamada errante, es causada por bacterias tales como Legionella pneumophila, Mycoplasma pneumoniae y Chlamydophila pneumoniae.
  • La neumonía por Pneumocystis jiroveci algunas veces se ve en personas cuyo sistema inmunitario no está funcionando bien.
Muchas otras bacterias pueden causar neumonía.
Los virus también son una causa frecuente de neumonía, sobre todo en bebés y niños pequeños.
Ver también: virus sincicial respiratorio
Los factores de riesgo (afecciones que aumentan las probabilidades de contraer neumonía) abarcan:
  • Parálisis cerebral.
  • Enfermedad pulmonar crónica (EPOC, bronquiectasia, fibrosis quística).
  • Fumar cigarrillo.
  • Disfagia (debido a accidente cerebrovascular, demencia, mal de Parkinson u otros trastornos neurológicos).
  • Problema del sistema inmunitario (Ver también: neumonía en huésped inmunocomprometido).
  • Alteración de la conciencia (pérdida de la función cerebral debido a demencia, accidente cerebrovascular u otros trastornos neurológicos).
  • Vivir en un asilo para ancianos.
  • Otras enfermedades graves, tales como cardiopatía, cirrosis hepática o diabetes mellitus.
  • Cirugía o traumatismo reciente.
  • Resfriado común, laringitis o gripe.

Síntomas

Los síntomas más comunes de neumonía son:
  • Tos (con algunas neumonías usted puede expectorar una mucosidad amarillenta o verdosa o incluso moco con sangre).
  • Fiebre que puede ser leve o alta.
  • Escalofríos con temblores.
  • Dificultad para respirar (puede únicamente ocurrir cuando sube escalas).
Otros síntomas abarcan:
  • Confusión, especialmente en las personas de mayor edad.
  • Sudoración excesiva y piel pegajosa.
  • Dolor de cabeza.
  • Inapetencia, baja energía y fatiga.
  • Dolor torácico agudo o punzante que empeora cuando usted respira profundamente o tose.

Pruebas y exámenes

Si usted tiene neumonía, es posible que esté haciendo un esfuerzo para respirar o que esté respirando rápido.
El médico escuchará crepitaciones al auscultar el tórax con el estetoscopio. También se pueden escuchar otros ruidos respiratorios anormales a través del estetoscopio o a través de una percusión (dar golpecitos con los dedos sobre la pared torácica).
El médico probablemente ordenará una radiografía del tórax si tiene sospechas de neumonía.
Algunos pacientes pueden necesitar otros exámenes, como:
  • Gasometría arterial para ver si está llegando suficiente oxígeno a la sangre en los pulmones.
  • Conteo sanguíneo completo para verificar el conteo de glóbulos blancos.
  • Tomografía computarizada del tórax.
  • Tinción de Gram y cultivo de esputo para buscar las bacterias o virus que están causando los síntomas.
  • Cultivo de líquido pleural si hay presencia de líquido en el espacio que rodea los pulmones.

Tratamiento

El médico debe decidir primero si usted necesita o no estar en el hospital. Si a usted le brindan tratamiento en el hospital, recibirá:
  • Líquidos y antibióticos por vía intravenosa.
  • Oxigenoterapia.
  • Tratamientos respiratorios.
Es muy importante que los antibióticos se empiecen poco después de ingresar al hospital.
Usted tiene mayor probabilidad de ser hospitalizado si:
  • Tiene otro problema de salud serio.
  • Tiene síntomas graves.
  • Es incapaz de cuidar de sí mismo en casa o es incapaz de comer o beber.
  • Es un niño pequeño o tiene más de 65 años.
  • Ha estado tomando antibióticos en casa y no está mejorando.
Sin embargo, muchas personas pueden tratarse en casa. Si las bacterias están causando la neumonía, el médico intentará curar la infección con antibióticos. Puede ser difícil para el médico saber si usted tiene una neumonía viral o bacteriana, de manera que puede recibir antibióticos.
El médico puede pedirle que tome antibióticos, los cuales ayudan a la mayoría de las personas con neumonía a mejorar.
  • No pase por alto ninguna dosis. Tómese el medicamento hasta que se acabe, aun cuando usted empiece a sentirse mejor.
  • No tome antitusígenos ni medicamentos para el resfriado a menos que el médico lo autorice. La tos le ayuda al cuerpo a librarse de la flema de los pulmones.
Respirar aire caliente y húmedo ayuda a aflojar el moco pegajoso que puede hacerlo sentir como si se estuviera ahogando. Estas medidas pueden ayudar:
  • Ponga un pedazo de tela caliente y húmedo sin apretar sobre nariz y boca.
  • Llene un humidificador con agua caliente e inhale el vapor caliente.
La tos ayuda a despejar las vías respiratorias. Tome un par de respiraciones profundas dos o tres veces cada hora. Las respiraciones profundas le ayudarán a abrir los pulmones.
Golpéese suavemente el pecho unas pocas veces al día y acuéstese con la cabeza más baja que el pecho. Esto puede ayudar a sacar la flema de los pulmones.
Si fuma cualquier producto del tabaco, PARE. No permita que se fume en su casa.
Tome bastantes líquidos (en tanto su médico lo autorice):
  • Beba agua, jugo o té claro.
  • Beba al menos de 6 a 10 tazas por día.
  • NO tome alcohol.
Descanse mucho cuando se vaya para la casa. Si tiene problema para dormir por la noche, haga siestas durante el día.

Pronóstico

Con tratamiento, la mayoría de los pacientes mejorará al cabo de dos semanas. Los pacientes de edad avanzada o muy enfermos pueden necesitar tratamiento por más tiempo.
Las personas que tienen mayor probabilidad de tener neumonía complicada abarcan:
  • Adultos mayores o niños muy pequeños.
  • Personas cuyo sistema inmunitario no trabaja bien.
  • Personas con otros problemas médicos serios, como diabetes o cirrosis del hígado.
Es posible que el médico quiera constatar que la radiografía del tórax vuelva a ser normal después de tomar una tanda de antibióticos. Sin embargo, pueden pasar muchas semanas para que las radiografías se aclaren.

Posibles complicaciones

Las posibles complicaciones abarcan:
  • Síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA).
  • Líquido alrededor de los pulmones (derrame pleural).
  • Abscesos pulmonares.
  • Insuficiencia respiratoria que requiere un respirador o ventilador.
  • Sepsis, que puede llevar a insuficiencia de órganos.

Cuándo contactar a un profesional médico

Consulte con el médico si presenta:
  • Tos que produce moco sanguinolento o de color mohoso.
  • Síntomas respiratorios que están empeorando.
  • Dolor torácico que empeora al toser o inhalar.
  • Respiración rápida o dolorosa.
  • Sudores nocturnos o pérdida de peso inexplicable.
  • Dificultad para respirar, escalofríos o fiebres persistentes.
  • Signos de neumonía y un sistema inmunitario debilitado (por ejemplo, por VIH o quimioterapia).
Es posible que los bebés con neumonía no presenten tos. Llame al médico si el bebé hace ruidos roncos o si el área debajo de la caja torácica se está retrayendo mientras respira.

Prevención

Lávese las manos frecuentemente, en especial después de:
  • Sonarse la nariz
  • Ir al baño
  • Cambiar pañales
Igualmente lávese las manos antes de comer o preparar alimentos.
No fume, ya que el tabaco daña la capacidad del pulmón para detener la infección.
Las vacunas pueden ayudar a prevenir la neumonía en los niños, los ancianos y personas con diabetes, asma, enfisema, VIH, cáncer u otras afecciones crónicas:
  • Una droga llamada Synagis (palivizumab) se le administra a algunos niños menores de 24 meses para prevenir neumonía causada por el virus sincicial respiratorio.
  • Vacuna antigripal que previene la neumonía y otros problemas causados por el virus de la influenza. Se debe administrar anualmente para proteger a la persona contra nuevas cepas virales.
  • Vacuna Hib que previene la neumonía en niños a causa del Haemophilus influenzae tipo b.
  • Vacuna antineumocócica (Pneumovax, Prevnar) reduce las probabilidades de contraer neumonía a causa del Streptococcus pneumoniae.

La Neumonía, ¿Qué es?

La neumonía, también conocida como pulmonía, es una infección de los pulmones. Como consecuencia de la enfermedad, se produce congestión con líquidos y células inflamatorias de los tejidos dañados en respuesta a una agresión, provocando en ocasiones dificultad para respirar o a veces también dolor. La neumonía es la primera causa de muerte en niños menores de cinco años en el mundo.
Neumonía
La neumonía es una infección de los pulmones
Puede ser causada por distintos gérmenes como bacterias, virus y hongos. Se estima que el neumococo causa, aproximadamente, el 60% de las neumonías adquiridas en la comunidad en la población adulta y el 25% en los niños. La enfermedad es más frecuente en invierno.
El tratamiento puede ser largo y costoso, y puede requerir hospitalización por períodos mayores a una semana. Una de las más graves de todas ellas es la neumonía por neumococo debido a la agresividad del patógeno y a la posibilidad de resistencia al tratamiento.
¿Quiénes pueden padecer neumonía por neumococo?
Cualquier persona, pero principalmente los niños pequeños, los bebés y los mayores de 65 años son los más afectados por este tipo de neumonía. Hasta el 30% de los adultos sanos son portadores de neumococo sin que produzca efectos nocivos. La infección puede comenzar de forma espontánea sin que existan condiciones predisponentes. La neumonía neumocóccica puede ser grave y puede poner en peligro la vida; pero, además, la bacteria puede invadir el torrente sanguíneo (bacteriemia-sepsis) y llegar al sistema nervioso central donde puede causar meningitis. En algunos casos, la neumonía neumocóccica también puede aparecer como complicación de otra enfermedad, como un cuadro gripal o resfrío. Por ello es muy importante estar pendiente de la evolución del niño. Si entre los síntomas persiste la fiebre elevada con tos, aún después del primer tratamiento médico, ES FUNDAMENTAL acudir de nuevo al pediatra. 


El diagnóstico se realiza a través del cuadro clínico, la radiografía de tórax y cultivos de laboratorio que permiten conocer cuál es el germen que causa la enfermedad y la sensibilidad a los antibióticos comunes. Se pueden obtener cultivos de sangre (hemocultivos), de expectoración (esputo o secreciones respiratorias), líquido pleural si la neumonía se asocia a derrame.
  • Fiebre elevada
  • Dificultad para respirar, respiración rápida y superficial
  • Dolor en el pecho o espalda
  • Tos con flema amarillo-verdosas o a veces tos seca
  • Escalofríos
  • Sudoración
  • Cansancio extremo
Síntomas de la neumonía
La fiebre elevada puede ser uno de los indicadores de este padecimiento
¿Cuál es el pronóstico y las posibles complicaciones de la neumonía?
La neumonía neumocóccia puede poner en peligro la vida, especialmente, si la infección llega a la sangrce, hecho que ocurre en un tercio de los casos, o al sistema nervioso produciendo meningitis. La mortalidad se sitúa entre el 5% y el 15% en los países desarrollados, siendo mayor en los contextos sociales de bajos recursos. Si la neumonía se complica con meningitis neumocóccica, la mortalidad supera el 40% o puede dejar secuelas permanentes.
¿Cuál es el tratamiento de la neumonía?
La neumonía, como las enfermedades neumocóccicas, se trata con antibióticos. No es adecuada la automedicación ya que esto genera que la enfermedad se presente de forma no habitual retrasando el diagnóstico y mayor resistencia a los antibióticos. Recuerde que la vacunación es la mejor forma de prevenir las enfermedades invasivas por neumococo.
  NEUMONIA

La neumonía es un tipo de infección respiratoria aguda que afecta a los pulmones. Éstos están formados por pequeños sacos, llamados alvéolos, que —en las personas sanas— se llenan de aire al respirar. Los alvéolos de los enfermos de neumonía están llenos de pus y líquido, lo que hace dolorosa la respiración y limita la absorción de oxígeno.
La neumonía es la principal causa individual de mortalidad infantil en todo el mundo. Se calcula que mata cada año a unos 1,4 millones de niños menores de cinco años, lo que supone el 18% de todas las defunciones de niños menores de cinco años en todo el mundo. La neumonía afecta a niños —y a sus familias— de todo el mundo, pero su prevalencia es mayor en el África subsahariana y Asia meridional. Pueden estar protegidos mediante intervenciones sencillas y tratados con medicación y cuidados de costo bajo y tecnología sencilla.

Causas

Diversos agentes infecciosos —virus, bacterias y hongos— causan neumonía, siendo los más comunes los siguientes:
  • Streptococcus pneumoniae: la causa más común de neumonía bacteriana en niños;
  • Haemophilus influenzae de tipo b (Hib): la segunda causa más común de neumonía bacteriana;
  • El virus sincitial respiratorio es la causa más frecuente de neumomía vírica.
  • Pneumocystis jiroveci es una causa importante de neumonía en niños menores de seis meses con VIH/SIDA, responsable de al menos uno de cada cuatro fallecimientos de lactantes seropositivos al VIH.

Transmisión

La neumonía puede propagarse por diversas vías. Los virus y bacterias presentes comúnmente en la nariz o garganta de los niños, pueden infectar los pulmones al inhalarse. También pueden propagarse por vía aérea, en gotículas producidas en tosidos o estornudos. Además, la neumonía puede propagarse por medio de la sangre, sobre todo en el parto y en el período inmediatamente posterior. Se necesita investigar más sobre los diversos agentes patógenos que causan la neumonía y sobre sus modos de transmisión, ya que esta información es fundamental para el tratamiento y la prevención de la enfermedad.

Síntomas

Los síntomas de la neumonía vírica y los de la bacteriana son similares, si bien los de la neumonía vírica pueden ser más numerosos que los de la bacteriana.
Son síntomas de neumonía los siguientes:
  • respiración rápida o dificultosa
  • tos
  • fiebre
  • escalofríos
  • pérdida de apetito
  • sibilancia (más común en infecciones víricas).
En casos de neumonía grave, los niños pueden presentar tiraje subcostal; es decir, depresión o retracción de la parte inferior del tórax durante la inspiración (en una persona sana, el pecho se expande durante la inspiración). En lactantes, la neumonía puede ocasionar incapacidad para consumir alimentos o líquidos, así como pérdida de consciencia, hipotermia y convulsiones.

Factores de riesgo

La mayoría de los niños sanos pueden combatir la infección mediante sus defensas naturales, pero los niños inmunodeprimidos presentan un mayor riesgo de contraer neumonía. El sistema inmunitario del niño puede debilitarse por malnutrición o desnutrición, sobre todo en lactantes no alimentados exclusivamente con leche materna.
La presencia previa de enfermedades como sarampión o infecciones de VIH asintomáticas también aumentan el riesgo de que un niño contraiga neumonía.
Los factores ambientales siguientes también aumentan la susceptibilidad de los niños a la neumonía:
  • la contaminación del aire interior ocasionada por el uso de biomasa (como leña o excrementos) como combustible para cocinar o calentar el hogar
  • vivir en hogares hacinados
  • el consumo de tabaco por los padres.

Tratamiento

La neumonía puede tratarse con antibióticos, los cuales suelen recetarse en centros de salud u hospitales, pero la inmensa mayoría de los casos de neumonía infantil pueden tratarse eficazmente en el hogar. Se recomienda la hospitalización de los lactantes de dos meses o menos, así como de los casos muy graves.

Prevención

La prevención de la neumonía infantil es un componente fundamental de toda estrategia para reducir la mortalidad infantil. La inmunización contra la Hib, neumococos, sarampión y tos ferina es la forma más eficaz de prevenir la neumonía.
Una nutrición adecuada es clave para mejorar las defensas naturales del niño, comenzando con la alimentación exclusiva con leche materna durante los seis primeros meses de vida; además de prevenir eficazmente la neumonía, reduce la duración de la enfermedad.
También puede reducirse el número de niños que contraen neumonía corrigiendo factores ambientales como la contaminación del aire interior (por ejemplo, proporcionando cocinas de interior limpias a precios asequibles) y fomentando una higiene correcta en hogares hacinados.
A los niños infectados con el VIH se les administra el antibiótico cotrimoxazol diariamente para reducir el riesgo de que contraigan neumonía.

Costos económicos

Hay investigaciones que han determinado que la prevención y el tratamiento adecuado de la neumonía pueden evitar un millón de fallecimientos de niños al año. Únicamente mediante el tratamiento adecuado pueden evitarse 600 000 muertes al año.
Se calcula que el costo de tratar con antibióticos a todos los niños enfermos de neumonía en los 42 países más pobres del mundo es de unos 600 millones de dólares EE. UU. Tratar la neumonía en el África subsahariana y Asia meridional —donde se producen el 85% de los fallecimientos— costaría la tercera parte de esta cantidad, unos 200 millones de dólares. Esta cifra incluye el costo de los propios antibióticos y también la formación de los profesionales sanitarios, que fortalece los sistemas de salud en su conjunto.

Respuesta de la OMS

En 2009, la OMS y el UNICEF pusieron en marcha el Plan de Acción Mundial para la Prevención y el Control de la Neumonía (GAPP), que tiene por objetivo acelerar el control de la neumonía combinando diversas intervenciones de protección, prevención y tratamiento de la enfermedad en los niños, con medidas como las siguientes:
  • protección de los niños de la neumonía, entre otras cosas promoviendo la lactancia natural exclusiva y el hábito de lavarse las manos y reduciendo la contaminación del aire en interiores;
  • prevención de la neumonía mediante la vacunación;
  • tratamiento de la neumonía, sobre todo procurando que todos los niños enfermos tengan acceso a una atención sanitaria correcta (dispensada por un agente de salud comunitario o bien en un centro de salud cuando la afección revista gravedad) y reciban los antibióticos y el oxígeno que necesitan para sanar.

¿Qué es?

Es una infección del pulmón caracterizada por la multiplicación de microorganismos en el interior de los alvéolos, lo que provoca una inflamación con daño pulmonar. La reacción inflamatoria produce una ocupación de los alvéolos que puede visualizarse en una radiografía de tórax.

Causas

Las neumonías ocurren cuando un germen infeccioso invade el tejido pulmonar. Estos gérmenes pueden llegar al pulmón por tres vías distintas: por aspiración desde la nariz o la faringe, por inhalación o por vía sanguínea.
Las vías respiratorias tienen mecanismos de defensa que evitan que lleguen bacterias al pulmón, como son la tos, la presencia de células con cilios, y células y sustancias especialmente diseñadas para la inmunidad, los linfocitos, neutrófilos, macrófagos y anticuerpos. Estas defensas pueden debilitarse por determinadas circunstancias y facilitar así que los gérmenes alcancen el pulmón y produzcan infecciones.
Algunos procesos que producen estas alteraciones de los mecanismos de defensa son el consumo de tabaco, las enfermedades pulmonares crónicas, el alcoholismo, la desnutrición, la diabetes, los problemas crónicos renales o hepáticos, las alteraciones de nivel de consciencia y otras deficiencias de inmunidad.
Finalmente, algunos gérmenes pueden provenir de otra región del organismo y alcanzar el pulmón a través de la circulación sanguínea.

Síntomas de Neumonía

Los síntomas de las neumonías son variables, sin que ello tenga siempre relación con el tipo de germen causante de la neumonía. Algunos casos debutan como neumonía típica, que consiste en la aparición en varias horas o entre 2 y 3 días de tos con expectoración purulenta o herrumbrosa, en ocasiones con sangre, con dolor torácico y fiebre con escalofríos.
Otras neumonías, llamadas atípicas, producen síntomas más graduales con décimas de fiebre, malestar general, dolores musculares y articulares, cansancio y dolor de cabeza. La tos es seca, sin expectoración, y el dolor torácico es menos intenso.
La mayoría de las nemonías tienen características de ambos grupos. Si la neumonía es extensa o hay enfermedad pulmonar o cardíaca previa puede aparecer dificultad respiratoria. Además, si los gérmenes pasan a la circulación sanguínea producen una bacteriemia que puede conducir a un shock séptico, con riesgo para la vida.

Prevención

Hay pocas medidas para evitar la aparición de una neumonía. En raras ocasiones se adquiere por un contagio de otra persona y las más frecuentes se originan por gérmenes que habitan en nuestras vías respiratorias. Puesto que muchas de las neumonías comienzan tras un proceso viral o gripal, la vacunación anual antigripal es recomendable las personas que pertenecen a grupos de riesgo. Asimismo la vacuna antineumocócica evita la aparición de neumonías con bacteriemia causadas por neumococo.
Las personas que padecen asma, bronquitis crónica o bronquioectasias, deben iniciar tratamiento antibiótico precoz cuando aparecen síntomas de infección respiratoria. Sin embargo, esto no justifica la utilización de antibióticos de manera indiscriminada porque la mayoría de las infecciones respiratorias de vías altas son causadas por virus que no precisan ni mejoran con tratamiento antibiótico.

Tipos de Neumonía

  • Neumonía neumocócica

    Es la causa identificable más frecuente de neumonía bacteriana y causa dos terceras partes de las neumonías bacteriémicas extrahospitalarias. Suele ser esporádica, se produce sobre todo en invierno y afecta con más frecuencia a pacientes de edades extremas.
    • Síntomas Suele venir precedida por una infección de las vías respiratorias altas. Su comienzo suele ser abrupto, con un único escalofrío; la presencia de escalofríos persistenetes debe sugerir otro diagnóstico. Los hallazgos de la exploración física varían en función del carácter del proceso y del estadio en el que se evalúa al paciente. Entre las complicaciones graves y potencialmente mortales destaca la neumonía progresiva, en ocasiones asociada con un síndrome de distrés respiratorio del adulto y/o shock séptico.
    • Diagnóstico Se debe sospechar una neumonía neumocócica en cualquier paciente con una enfermedad febril asociada con dolor torácico, disnea y tos. El diagnóstico de presunción se basa en la historia, la radiografía de tórax, el cultivo y el Gram de las muestras apropiadas o la reacción de impregnación.
    • Tratamiento Un 25 por ciento de las cepas S. pneumoniae son resistentes a la penicilina. Los fármacos alternativos con eficacia demostrada incluyen las cefalosporinas, la eritromicina y la clindamicina.
      En los pacientes con empiema, el tratamiento debe incluir el drenaje adecuado y la antibioterapia. Las medidas de sostén incluyen el reposo en cama, los líquidos y los analgésicos para el dolor pleurítico. La radiología de control se suele aconsejar en pacientes mayores de 35 años, pero la resolución del infiltrado radiológico puede tardar varias semanas, sobre todo cuando la enfermedad es grave, existe bacteriemia o una neumopatía crónica previa.
  • Neumonía estafilocócica

    El Staphylococcus aureus es una bacteria que se encuentra en la piel y en las fosas nasales de las personas sanas. Causa gran variedad de infecciones menores de la piel (forúnculos, ampollas, vesículas, abscesos) o procesos más graves, como neumonía, meningitis, endocarditis, síndrome del shock tóxico (SST) y sepsis.
    • Síntomas Suelen ser parecidos a los de la neumonía neumocócica. Los rasgos diferenciales son escalofríos recidivantes, necrosis tisular con formación de abscesos, neumatoceles y un curso fulminante con postración marcada. El empidema se produce con relativa frecuencia.
    • Diagnóstico El diagnóstico se sospecha en los pacientes analizando el esputo y se establece mediante recuperación de S. aureus en los hemocultivos, el líquido de empiema o los aspirados transtraqueales o transtorácicos. Son poco frecuentes los cultivos falsos negativos para estafilococos. El patrón radiológico más frecuente es una bronconeumonía, con formación de abscesos o derrame pleural o sin é, siendo poco frecuente la consolidación lobar.
    • Tratamiento La mayoría de las cepas de S. aureus producen penicilinasa y cada vez aumenta más la resistencia a meticilina. El tratamiento recomendado es una penicilina resistente a penicilinasa. La alternativa principal es una cefalosporina, a ser posible cefalotina o cefamandol. La clindamicina es activa contra el 90 por ciento de las cepas.
  • Neumonía causada por bacilos gramnegativos

    Son poco frecuentes en los huéspedes sanos y se suelen producir en lactantes, ancianos, alcohólicos y pacientes inmunosuprimidos o debilitados, sobre todo los que tienen neutropenia. El mecanismo fisiopatológico habitual es la colonización de la orofaringe, seguida de la microaspiración de las secreciones de la vía aérea alta. Los bacilos gramnegativos colonizan las vías respiratorias altas en los pacientes con enfermedades graves y con frecuencia existe una correlación directa con la gravedad de la misma.
    • Síntomas La mayoría de los pacientes muestran una bronconeumonía similar a otras infecciones bacterianas, salvo por su mayor mortalidad.
    • Diagnóstico Se debe sospechar la infección por bacilos gramnegativos cuando exista neutropenia o la infección sea hospitalaria. La tinción de Gram en esputo suele mostrar numerosos bacilos gramnegativos; sin embargo, resulta imposible distinguir las distintas especies y géneros en función de sus características morfológicas. Los cultivos de esputo suelen demostrar el patógeno; el principal problema lo representan los falsos positivos en cultivo debido al crecimiento de los gérmenes que colonizan las vías aéreas altas.
    • Tratamiento La mayor parte de las infecciones producidas por P. aeruginosa se tratran con un aminoglucósido combinado con una penicilina antiseudomona, ceftazidima o cefoperazona, elegidas en función de las pruebas de sensibilidad in vitro. Estas pautas de tratamiento exigen modificaciones cuando se sospechan múltiples gérmenes. Los regímenes óptimos de tratamiento también exigen estudios de sinergia in vitro.
  • Neumonía causada por Haemophilus influenzae

    Es una causa relativamente frecuente de neumonía bacteriana. Las cepas que contiene la cápsula de polisacáridos tipo b son las más virulentas y las que con más probabilidad producen enfermedades graves, incluidas la meningitis, la epiglotitis y la neumonía bacteriana.
    • Síntomas La mayor parte de los casos están precedidos por una coriza y se observan derrames pleurales precoces hasta en un 50 por ciento. No se producen con frecuencia bacteriemia ni empiema. La mayor parte de los adultos desarrollan infecciones por cepas no encapsuladas, en forma de una bronconeumonía parecida a otras infecciones bacterianas.
    • Diagnóstico La tinción de Gram del esputo muestra numerosos cocobacilos pequeños y negativos con la tinción; este germen resulta relativamente exigente y coloniza con frecuencia las vías aéreas altas, por lo que son frecuentes los falsos positivos y los falsos negativos en cultivo.
    • Tratamiento La profilaxis con la vacuna conjugada de H. influenzae tipo b se aconseja en todos los niños y se administra en tres dosis a los 2, 4 y 6 meses de edad.El tratamiento preferido es trimetoprima-sulfametoxazol. Los alternativos son amoxicilina, fluoroquinolonas y la azitromicina.
  • Legionelosis

    La neumonía por legionella se puede producir en cualquier etapa de la vida, aunque la mayor parte de los pacientes son varones de mediana edad. Entre los factores de riesgo destacan el tabaco, el abuso de alcohol y la inmunosupresión, sobre todo por esteroides.
    • Síntomas La mayor parte de los pacientes tienen una fase prodrómica parecida a una gripe, con malestar, fiebre, cefalea y mialgias; desarrollan una tos no productiva en fases iniciales, que posteriormente produce un esputo mucoide. Una característica típica es la fiebre alta, en ocasiones con una bradicardia relativa y diarrea. En menos casos se producen alteraciones del estado mental con confusión, letargo o delirio.
    • Diagnóstico Existen cuatro métodos diagnósticos para detectar las especies de Legionella: el cultivo del organismo, la tinción directa con anticuerpos fluorescentes en el exudado, la serología con estudio de anticuerpos con fluorescencia indirecta y los estudios de antígenos urinarios. Todos son bastante específicos, pero ninguno resulta especialmente sensible.
    • Tratamiento La eritromicina es el fármaco habitual. Algunos especialistas prefieren el ciprofloxacino o la azitromicina. Los pacientes muy graves deben recibir eritromicina con rifampicina. Se debe mantener el tratamiento al menos durante tres semanas para evitar recaídas.
  • Neumonía por Mycoplasma

    Mycoplasma pneumoniae se propaga de forma lenta, y por el contacto íntimo en escuelas, en cuarteles y en las familias.
    • Sintomas Los iniciales recuerdan a una gripe, con malestar, dolor de garganta y tos seca, cuya gravedad aumenta cuando progresa la enfermedad. Los síntomas agudos suelen persistir entre una o dos semanas y después se produce una recuperación gradual. Sin embargo, algunos pacientes presentan una neumonía grave que en ocasiones determina un síndrome de distrés respiratorio del adulto. Las complicaciones extrapulmonares son frecuentes e influyen la anemia hemolítica, las complicaciones tromboembólicas, la poliartritis o los síndromes neurológicos, como meningoencefalitis, mielitis transversa, neuropatías periféricas o ataxia cerebelosa.
    • Diagnósticos La tinción de Gram del esputo demuestra presencia de escasas bacterias, una mezcla de polinucleares neutrófilos y células mononucleares y acúmulos de celulas epiteliales respiratorias descamadas. Los cambios radiológicos varían, pero el más frecuente es una bronconeumonía parcheada en los lóbulos inferiores. El método más práctico para confirmar el diagnóstico son las pruebas serológicas.
    • Tratamiento Casi todos los pacientes se recuperan con tratamiento o sin él. Los fármacos de elección son la tetraciclina, la eritromicina, la claritromicina y la azitromicina. La antibioterapia reduce la duración de la fiebre y los infiltrados pulmonares aceleran la recuperación de los síntomas. Sin embargo, los antibióticos no producen la curación bacteriana, de forma que los pacientes siguen portando la bacteria varias semanas.
  • Neumonía por Chlamydia

    Se ha encontrado Chlamydia pneumoniae en cerca del 10 por ciento de los adultos mayores con neumonía extrahospitalaria y suele producir una enfermedad lo bastante grave como para requerir  hospitalización. Este organismo también está implicado en entre el 5 y el 10 por ciento de los casos de neumonía nosocomial, pero se sabe relativamente poco acerca de su epidemiología.
    • Síntomas Los síntomas de la neumonía por Chlamydia se parecen a los causados por Mycoplasma, incluida la faringitis, la bronquitis y la neumonitis, principalmente en niños mayores y adultos jóvenes. La mayor parte de los pacientes presentan tos, fiebre y producción de esputo. No es posible distinguir clínicamente la neumonía por Chlamydia de las debidas a otros microorganismos en pacientes ancianos, salvo porque casi todos presentan síntomas de vía respiratoria alta, como laringitis o faringitis.
    • Diagnósticos Se puede detectar mediante cultivos en huevos embrionarios utilizando tinciones directas con inmunofluorescencia o una reacción en cadena de la polimerasa o realizar pruebas serológicas seriadas para detectar la seroconversión. Sin embargo, estas pruebas no suelen realizarse en la mayor parte de los laboratorios clínicos.
    • Tratamiento Los fármacos de elección son la tetraciclina o la eritromicina, administrada de 10 a 21 días.
  • Psitacosis

    Suele asociarse a la inhalación de polvo de las plumas o excrementos de los pájaros infectados o al ser mordido. La transmisión de hombre a hombre se puede asociar con cepas altamente virulentas.
    • Síntomas Tras un periodo de incubación de 1 a 3 semanas, el inicio puede ser insidioso o abrupto, con fiebre, escalofríos, malestar general y anorexia. La temperatura va en aumentando de forma gradual y aparece tos, seca en principio, pero a veces mucopurulenta. Durante la segunda semana se puede producir una neumonía con consolidación franca y una infección pulmonar purulenta secundaria. El curso puede ser leve o grave, en función de la edad del paciente y de la extensión de la neumonía. Un aumento progresivo e importante en el pulso y en la frecuencia respiratoria se puede considerar ominoso. La mortalidad alcanza el 30 por ciento en los casos graves no tratados y tasas incluso superiores cuando las cepas son virulentas.
    • Diagnóstico Inicialmente se puede confundir con la gripe, la fiebre tifoidea, la neumonía por Mycoplasma o la legionelosis. Se debe sospechar psitacosis si existen antecedentes de contacto con pájaros y se confirma mediante la identificación del agente o por pruebas serológicas de fijación del complemento.
    • Tratamiento Son eficaces la tetracilina o la doxiciclina. La fiebre y otros síntomas se suelen controlar en 48 a 72 horas, pero es preciso mantener el tratamiento antibiótico al menos durante 10 días.
  • Neumonía vírica

    Los virus invaden el epitelio bronquiolar, produciendo una bronquitis; la infección se puede extender hacia el intersticio pulmonar y los alvéolos, originando una neumonía.
    • Síntomas Las infecciones víricas de las vías aéreas inferiores producen bronquitis, bronquiolitis y neumonía. La mayoría de los pacientes refieren cefalea, fiebre, mialgias y tos, que suelen asociarse con la producción de esputo mucopurulento.
    • Diagnóstico Los hallazgos más frecuentes en la radiografía de tórax son una neumonía intersticial o engrosamiento peribronquial. El diagnóstico es apoyado por la identificación de escasas bacterias con predominio de los monocitos en el esputo y por la imposibilidad de recuperar un patógeno bacteriano responsable. Las neumonías que complican las infecciones víricas exantemáticas pueden ser diagnósticadas mediante los hallazgos clínicos acompañantes, incluidos los exantemas.
    • Tratamiento Se recomienda administrar aciclovir para las infecciones pulmonares por virus herpes simple, herpes zóster o varicela. La neumonía por citomegalovirus (CMV) se puede tratar con ganciclovir en receptores de trasplantes de órganos, aunque no se ha demostrado la eficacia de este tratamiento en los pacientes con sida. Algunos pacientes desarrollan infecciones bacterianas que obligan al tratamiento antibiótico.
  • Neumonía causada por Pneumocystis carinii

    P. carinii, es considerado un hongo en vez de un protozoo, produce enfermedad sólo cuando las defensas del paciente están alteradas, sobre todo cuando se altera la inmunidad mediada por células, como en los tumores hematológicos, los procesos linfoproliferativos, la quimioterapia por cáncer y el sida.
    • Síntomas La mayor parte de los pacientes tienen fiebre, disnea y una tos seca y no productiva que puede evolucionar de forma subaguda en semanas o agudamente en días.
    • Diagnósticos La radiografía de tórax muestra de forma característica infiltrados difusos bilaterales, aunque en el 20 por ciento de los casos es normal. La gasometría muestra hipoxemia, con un aumento del gradiente alvéolo-arterial de oxígeno y las pruebas de función pulmonar muestran alteraciones en la capacidad de difusión.El diagnóstico exige la demostración histiológica del organismo con tinción metenamina argéntica, Giemsa, Wright-Giemsa, Grocott modificada, Weigert-Gram o anticuerpos monoclonales.
    • Tratamiento El fármaco de elección es trimetoprima-sulfametoxazol. No hay que retrasar el comienzo del tratamiento por miedo a dificultar el diagnóstico, ya que los quistes persisten durante semanas. Los principales efectos secundarios son exantemas cutáneos, neutropenia y fiebre. Los regímenes alternativos incluyen pentamidina, atovacuona o clindamicina. Todos los tratamientos deben durar al menos 21 días.

Diagnósticos

Ante la sospecha de padecer neumonía, por sus síntomas y la exploración física, se ha de realizar una radiografía de tórax para confirmar el diagnóstico. Una vez diagnosticada debe empezarse el tratamiento con la menor brevedad posible.

Tratamientos

Las neumonías bacterianas se tratan con antibióticos. Existen muchos tipos de antibióticos y su elección depende del germen que se sospecha causa la enfermedad, la gravedad de la neumonía y las características del enfermo. Si existen factores de gravedad debe hacerse un ingreso hospitalario e iniciar tratamiento intravenoso con antibióticos y otros fármacos.

NEUMONIA

LA NEUMONÍA

         Es una enfermedad del sistema respiratorio que consiste en la inflamación de los espacios alveolares de los pulmones. La mayoría de las veces la neumonía es infecciosa, pero no siempre es así. La neumonía puede afectar a un lóbulo pulmonar completo (neumonía lobular), a un segmento de lóbulo, a los alvéolos próximos a los bronquios (bronconeumonía) o al tejido intersticial (neumonía intersticial). La neumonía hace que el tejido que forma los pulmones se vea enrojecido, hinchado y se torne doloroso. Muchos pacientes con neumonía son tratados por médicos de cabecera y no ingresan en los hospitales. La neumonía adquirida en la comunidad (NAC) o neumonía extrahospitalaria es la que se adquiere fuera de los hospitales, mientras que la neumonía nosocomial (NN) es la que se adquiere durante la estancia hospitalaria después de las 48 horas de que el paciente ingresó por otra causa.

         La neumonía puede ser una enfermedad grave si no se detecta a tiempo, y puede llegar a ser mortal, especialmente entre personas de edad avanzada y entre los inmunodeprimidos. En particular los pacientes de sida contraen frecuentemente la neumonía por Pneumocystis. Las personas con fibrosis quística tienen también un alto riesgo de padecer neumonía debido a que continuamente se acumula fluido en sus pulmones.

Fisiopatología

NEUMONÍA

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Neumonías infeccciosas
  • Neumonía bacteriana
  • Neumonía vírica
  • Neumonía por hongos
  • Neumonía por parásitos
  • Neumonía atípica
  • Neumonía adquirida en la comunidad
  • Neumonía asociada a ventilación mecánica
  • Síndrome agudo respiratorio
Neumonías causadas por agentes infecciosos o no infecciosos
  • Neumonía aspirativa
  • Neumonía lipoidea
  • Neumonía eosinófila
  • Bronquiolitis obliterante con neumonía organizativa
Neumonías no infecciosas
  • Neumonía química
       Los enfermos de neumonía infecciosa a menudo presentan una tos que produce un esputo verdoso o amarillo, o flema y una fiebre alta que puede ir acompañada de escalofríos febriles. La disnea también es habitual, al igual que un dolor torácico pleurítico, un dolor agudo o punzante, que aparece o empeora cuando se respira hondo. Los enfermos de neumonía pueden toser sangre, sufrir dolores de cabeza o presentar una piel sudorosa y húmeda. Otros síntomas posibles son falta de apetito, cansancio, cianosis, náuseas, vómitos, cambios de humor y dolores articulares o musculares. Las formas menos comunes de neumonía pueden causar otros síntomas, por ejemplo, la neumonía causada por Legionella puede causar dolores abdominales y diarrea, mientras que la neumonía provocada por tuberculosis o Pneumocystis puede causar únicamente pérdida de peso y sudores nocturnos. En las personas mayores, la manifestación de la neumonía puede no ser típica. Pueden desarrollar una confusión nueva o más grave, o experimentar desequilibrios, provocando caídas. Los niños con neumonía pueden presentar muchos de los síntomas mencionados, pero en muchos casos simplemente están adormecidos o pierden el apetito.
Los síntomas de la neumonía requieren una evaluación médica inmediata. La exploración física por parte de un asistente sanitario puede revelar fiebre o a veces una temperatura corporal baja, una velocidad de respiración elevada, una presión sanguínea baja, un ritmo cardíaco elevado, o una baja saturación de oxígeno, que es la cantidad de oxígeno en la sangre revelada o bien por pulsioximetría o bien por gasometría arterial. Los enfermos que tienen dificultades para respirar, están confundidos o presentan cianosis (piel azulada) necesitan atención inmediata.
La exploración física de los pulmones puede ser normal, pero a menudo presenta una expansión mermada del tórax en el lado afectado, respiración bronquial auscultada con fonendoscopio (sonidos más ásperos provenientes de las vías respiratorias más grandes, transmitidos a través del pulmón inflamado y consolidado) y estertores perceptibles en el área afectada durante la inspiración. La percusión puede ser apagada sobre el pulmón afectado, pero con una resonancia aumentada y no mermada (lo que la distingue de un embalse pleural). Aunque estos signos son relevantes, resultan insuficientes para diagnosticar o descartar una neumonía; de hecho, en estudios se ha demostrado que dos médicos pueden llegar a diferentes conclusiones sobre el mismo paciente.

Virus

        Los virus necesitan invadir las células para su reproducción. Normalmente los virus llegan al pulmón a través del aire siendo inhalados por la boca o la nariz o al ingerir un alimento. Una vez en el pulmón, los virus invaden las células de revestimiento de las vías aéreas y los alvéolos. Esta invasión a menudo conduce a la muerte celular, ya sea directamente o por medio de apoptosis. Cuando el sistema inmune responde a la infección viral provoca más daño pulmonar. Las células blancas, principalmente los linfocitos, activan una variedad de mediadores químicos de inflamación como son las citoquinas que aumentan la permeabilidad de la pared bronquio alveolar permitiendo el paso de fluidos. La combinación de destrucción celular y el paso de fluidos al alvéolo empeora el intercambio gaseoso.

      Además del daño pulmonar, muchos virus favorecen a otros órganos y pueden interferir múltiples funciones. La infección viral también puede hacer más susceptible al huésped a la infección bacteriana.

      Las neumonías virales son causadas principalmente por el virus de la influenza, virus sincitial respiratorio, adenovirus. El virus del Herpes es una causa rara de neumonía excepto en recién nacidos. El citomegalovirus puede causar neumonía en inmunodeprimidos.

Clasificación

Las neumonías puede clasificarse:
  • En función del agente casual:
    • neumocóccica,
    • neumonía estafilocócica,
    • Neumonía por Klebsiella,
    • Neumonía por Legionella, entre otros.
  • Por la localización anatómica macroscópica:
    • Neumonía lobar,
    • Neumonía multifocal o bronconeumonía y
    • Neumonía intersticial.
  • En función de la reacción del huésped:
    • Neumonía supurada
    • Neumonía fibrinosa.
  • En función del ámbito de adquisición:
    • Adquiridas en la comunidad (o extra-hospitalarias). Las más típicas son la neumonía neumocóccica, la neumonía por Mycoplasma y la neumonía por Chlamydia. Se da en 3-5 adultos por 1.000/año con una mortalidad entre 5-15%.
    • Neumonías hospitalarias o nosocomiales. Presentan mayor mortalidad que la neumonía adquirida en la comunidad. En el hospital se da la conjunción de una población con alteración de los mecanismos de defensas, junto a la existencia de unos gérmenes muy resistentes a los antibióticos, lo que crea dificultades en el tratamiento de la infección.

Clasificación pronóstica

Existen dos clasificaciones pronósticas de la neumonía o pulmonía:
  • Clasificación de Fine (pneumonia severity index o PSI).
  • Clasificación FALTA.

Causas

La neumonía puede ser causada por varios agentes etiológicos:
  • Múltiples bacterias, como Neumococo (Streptococcus pneumoniae), Mycoplasmas, Chlamydias.
  • Distintos Virus.
  • Hongos, como Pneumocystis jiroveci, candida.
         En recién nacidos las neumonías suelen ser causadas por: Streptococcus pneumoniae, Staphylococcus aureus y ocasionalmente bacilos gram negativos. En lactantes (niños de 1 mes a 2 años) y preescolares (niños de 2 años a 5 años): el principal patógeno bacteriano es el Streptococcus pneumoniae, además ocasionalmente es causada por la Chlamydia trachomatis y por el Mycoplasma pneumoniae. En niños mayores de 5 años: Streptococcus pneumoniae y Mycloplasma pneumoniae. En inmunocomprometidos: bacterias gram negativas, Pneumocystis jiroveci, citomegalovirus (CMV), hongos, y Micobacterium tuberculosis. En ocasiones se puede presentar neumonías por bacterias anaeróbicas, en el caso de personas que tienen factores de riesgo para aspirar contenido gástrico a los pulmones, existe un riesgo significativo de aparición de abscesos pulmonares. En las neumonías nosocomiales: Pseudomonas aeruginosa, hongos y Staphylococcus aureus. En personas adultas: Streptococcus pneumoniae y virus influenza. en los Casos de neumonía atípica: virus, Mycoplasma pneumoniae y Chlamydia pneumoniae. Diversos agentes infecciosos —virus, bacterias y hongos— causan neumonía, siendo los más comunes los siguientes: Streptococcus pneumoniae: la causa más común de neumonía bacteriana en niños; Haemophilus influenzae de tipo b (Hib): la segunda causa más común de neumonía bacteriana; El virus sincitial respiratorio es la causa más frecuente de neumomía vírica. Pneumocystis jiroveci es una causa importante de neumonía en niños menores de seis meses con VIH/SIDA, responsable de al menos uno de cada cuatro fallecimientos de lactantes seropositivos al VIH.

Signos y síntomas

       Los siguientes síntomas pueden estar relacionados con la enfermedad:
  • Generalmente, es precedida por una enfermedad como la gripe o el catarro común.
  • Fiebre prolongada por más de tres días, en particular si es elevada.
  • La frecuencia respiratoria aumentada: recién nacidos hasta menos de 3 meses >60 por minuto, lactantes >50 por minuto, preescolares y escolares >40 por minuto, adultos >20 por minuto.
  • Se produce un hundimiento o retracción de las costillas con la respiración que se puede observar fácilmente con el pecho descubierto.
  • Las fosas nasales se abren y se cierran como un aleteo rápido con la respiración. (principalmente se da en niños).
  • Quejido en el pecho como asmático al respirar.
  • Las personas afectadas de neumonía a menudo tienen tos que puede producir una expectoración de tipo muco-purulento (amarillenta), fiebre alta que puede estar acompañada de escalofríos. Limitación respiratoria también es frecuente así como dolor torácico de características pleuríticas (aumenta con la respiración profunda y con la tos). También pueden tener hemoptisis (expectoración de sangre por la boca durante episodios de tos) y disnea. Suele acompañarse de compromiso del estado general (anorexia, astenia y adinamia).
  • Al examen físico general es probable encontrar taquicardia, taquipnea y baja presión arterial, ya sea sistólica o diastólica.
  • Al examen físico segmentario, el síndrome de condensación pulmonar es a menudo claro; a la palpación: disminución de la expansión y de la elasticidad torácica y aumento de las vibraciones vocales. A la percusión: matidez. A la auscultación: disminución del murmullo pulmonar, crepitaciones y/o soplo tubario.
  • El paciente infantil tiene la piel fría, tose intensamente, parece decaído, apenas puede llorar y puede tener convulsiones, se pone morado cuando tose, no quiere comer (afagia), apenas reacciona a los estímulos. El cuadro clínico es similar en el paciente adulto.
  • En adultos sobre 65 años es probable una manifestación sintomática muchísimo más sutil que la encontrada en personas jóvenes.

Tratamiento

Principal antibiótico por agente bacteriano
Subtipo histológico Frecuencia (%) Antibiótico
Streptococcus pneumoniae3 31.1 En adultos sanos:
  • Azitromicina o
  • Doxiciclina.
Comorbilidades:
  • Levofloxacina o
  • Moxifloxacina o
  • Amoxicilina.
Staphylococcus aureus 0.4 Oxacilina o
Cefuroxima o
Cefazolina o
Amoxicilina y Ácido clavulánico o
Moraxella catarrhalis 0.4 Cefuroxima o
Trimetoprim-sulfametoxazol o
Cefotaxima o
Ceftriaxone o
Ceftazidima o
Ciprofloxacino o
Levofloxacina o
Azitromicina
Streptococcus pyogenes 0.4 Clindamicina o
Penicilina G o
Vancomicina o
Neisseria meningitidis 0.4 Penicilina G o
Ceftriaxone o
Cefotaxima o
Ceftriaxone o
Cloranfenicol o
Ciprofloxacino o
Rifampina o
Eritromicina o
Klebsiella pneumoniae 0.4 Cefotaxima o
Ceftriaxone o
Gentamicina o
Amikacina o
Piperacilina o
Imipenem o
Ciprofloxacino o
Trimetoprim-sulfametoxazol o
Haemophilus influenzae 0.4 * Azitromicina o
  • Doxiciclina.
Cefotaxima o
Ceftriaxone o
Amoxicilina o
Ampicilina o
Cloranfenicol o
Neumonía atípica Legionella pneumophila
23.2
Mycoplasma pneumoniae
3.0
Chlamydophila pneumoniae
1.2
Pneumocystis jiroveci 10.7
Tuberculosis 0.4
         La mayoría de los casos de neumonía puede ser tratada sin hospitalización. Normalmente, los antibióticos orales, reposo, líquidos, y cuidados en el hogar son suficientes para completar la resolución. Sin embargo, las personas con neumonía que están teniendo dificultad para respirar, las personas con otros problemas médicos, y las personas mayores pueden necesitar un tratamiento más avanzado. Si los síntomas empeoran, la neumonía no mejora con tratamiento en el hogar, o se producen complicaciones, la persona a menudo tiene que ser hospitalizada.
       Los antibióticos se utilizan para tratar la neumonía bacteriana. En contraste, los antibióticos no son útiles para la neumonía viral, aunque a veces se utilizan para tratar o prevenir las infecciones bacterianas que pueden ocurrir en los pulmones dañados por una neumonía viral. La elección de tratamiento antibiótico depende de la naturaleza de la neumonía, los microorganismos más comunes que causan neumonía en el área geográfica local, y el estado inmune subyacente y la salud del individuo.
      El tratamiento de la neumonía debe estar basada en el conocimiento del microorganismo causal y su sensibilidad a los antibióticos conocidos. Sin embargo, una causa específica para la neumonía se identifica en solo el 50% de las personas, incluso después de una amplia evaluación. En el Reino Unido, amoxicilina y claritromicina o eritromicina son los antibióticos seleccionados para la mayoría de los pacientes con neumonía adquirida en la comunidad; a los pacientes alérgicos a penicilinas se les administra la eritromicina en vez de amoxicilina. En América del Norte, donde la «atípica» formas de neumonía adquirida en la comunidad son cada vez más común, azitromicina, claritromicina, y las fluoroquinolonas han desplazado a amoxicilina como tratamiento de primera línea. La duración del tratamiento ha sido tradicionalmente de siete a diez días, pero cada vez hay más pruebas de que los cursos más cortos (tan corto como tres días) son suficientes.
       Entre los antibióticos para la Neumonía adquirida en el hospital se pueden incluir la vancomicina, tercera y cuarta generación de cefalosporinas, carbapenemas, fluoroquinolonas y aminoglucósidos. Estos antibióticos se suelen administrar por vía intravenosa. Múltiples antibióticos pueden ser administrados en combinación, en un intento de tratar todos los posibles microorganismos causales. La elección de antibióticos varía de un hospital a otro, debido a las diferencias regionales en los microorganismos más probables, y debido a las diferencias en la capacidad de los microorganismos a resistir a diversos tratamientos antibióticos.
       Las personas que tienen dificultad para respirar debido a la neumonía puede requerir oxígeno extra. Individuos extremadamente enfermos pueden requerir de cuidados intensivos de tratamiento, a menudo incluyendo intubación y ventilación artificial.
       La neumonía viral causada por la influenza A pueden ser tratados con amantadina o rimantadina, mientras que la neumonía viral causada por la influenza A o B puede ser tratado con oseltamivir o zanamivir. Estos tratamientos son beneficiosos sólo si se inició un plazo de 48 horas de la aparición de los síntomas. Muchas cepas de influenza A H5N1, también conocida como influenza aviar o «gripe aviar», han mostrado resistencia a la amantadina y la rimantadina. No se conocen tratamientos eficaces para las neumonías viral causada por el coronavirus del SRAS, adenovirus, el hantavirus, o parainfluenza virus.

Diagnóstico


Neumonía apical derecha.
El diagnóstico de neumonía se fundamenta tanto en la clínica del paciente como en resultado de Rx. Generalmente se usan la Rx de tórax (postero-anterior y lateral), analítica sanguínea y cultivos microbiológicos de esputo y sangre. La Rx de tórax es el diagnóstico estándar en hospitales y clínicas con acceso a Rx.
En personas afectadas de otras enfermedades (como sida o Enfisema) que desarrollan neumonía, la Rx de tórax puede ser difícil de interpretar. Un TAC u otros test son a menudo necesarios en estos pacientes para realizar un diagnóstico diferencial de neumonía.